Las primeras experiencias
del ser humano como químico se dieron con la utilización del fuego para la
transformación de la materia, la obtención de hierro a partir del mineral y de vidrio a partir de arena son claros
ejemplos. Poco a poco, los humanos se dieron cuenta de que otras sustancias
también tienen esta propiedad de
poder transformarse. Se dedicó un gran empeño en buscar una sustancia que
transformara cualquier metal en oro,
lo que llevó a la creación de la ya
mencionada alquimia. La acumulación de experiencias alquímicas jugó un
papel vital en el futuro establecimiento de la química.
También en la prehistoria
los primeros homínidos comenzaron a utilizar como herramientas cualquier objeto
que la naturaleza les proveyera, tal y como lo encontraban, en su estado
natural, sin modificaciones. Después de un tiempo, se dieron cuenta que muchos
objetos que utilizaban podían modificar el medio que los rodeaba y que podían
servirse de ellos para su beneficio. A medida de que avanzaban en conocimiento,
nuestros antepasados se vieron en la necesidad de modificar tales objetos para
las necesidades del grupo, pues tenían que hacerse también más eficiente para
conseguir alimentos.
Con todas las nuevas
tecnologías que habíamos conseguido hasta el momento, sólo habían logrado
cambiar la forma y uso de las herramientas que tenían, pero no habían conseguido
la transformación química de los mismos. Fue allí cuando el fuego se convirtió
en nuestro gran aliado, fuimos capaces de crear objetos moldeando metales y
aprendimos que cuando exponíamos algunos alimentos como la carne al fuego, ésta
se demoraba más en estropearse; también permitió el uso de pieles, ya que al
exponerlas al humo se podían conservar por más tiempo. Las alteraciones que el
fuego lograba sobre algunas sustancias, se considera como el inicio empírico de
la Química y que después se enunciaría como ‘Cambio Químico’; pero había un
inconveniente a resolver, el fuego tan beneficioso que habían descubierto,
solamente podían obtenerlo cada vez que había una tormenta, donde se conservaba
para que no se extinguiera, modificando los hábitos de la sociedad, ya que
tenían que radicarse en un sitio cercano al fuego para avivarlo y a la vez para
preparar sus propios alimentos. Sin embargo, había ocasiones que el tan
preciado fuego se apagaba, entonces se vieron en la imperiosa necesidad de
reproducirlo deliberadamente, por lo cual encontraron diversas técnicas, que
aún hoy se conservan idénticas a las usados por nuestros primitivos
antecesores.
Cuando el hombre descubre
que puede lograr aparecer el fuego a su antojo, ejecutando técnicas precisas,
se convierte en un Químico Práctico, ya que comienza a idear nuevas tecnologías
basadas en el calor generado por el fuego. Ya dijimos que cocinaba sus
alimentos, pero a la par empezó a descubrir que el barro expuesto al fuego se
cocinaba haciéndose muy duro, resistente al calor y se hacía impermeable; había
descubierto los Materiales Refractarios: la Cerámica.
Posteriormente intentó bañar
los objetos de barro crudos con diferentes soluciones de tierras de diversos
colores (óxidos metálicos), que al ser expuestos al fuego, se convertían en una
cubierta protectora, aparece el barniz. Y tal vez por casualidad, alguna
hoguera sobre una playa logró formar unos pequeños glóbulos transparentes y
brillantes, como joyas en la arena, descubriendo uno de los materiales más valiosos
en su época pero muy común en la nuestra: el vidrio; apareció la fundición.